martes, 23 de octubre de 2007
Roma, nuestra ya cittá eterna
jueves, 18 de octubre de 2007
Viaje a la pérfida Albión (1)
“A ti te tenía que pasar, Carlos”. Ese fue el primer pensamiento que cruzó mi cabeza, y que posteriormente sería reproducido por amigos y compañeros de la universidad, cuando los cabrones de Aer Arann me perdieron el equipaje.
¿Y cómo fue esto? Pues mirad: yo facturé el equipaje para que fuera a Cardiff directamente, para así no tener que volver a facturarlo en Dublín, donde hacía escala. Hasta la capital irlandesa volé con Iberia, y desde allí hasta Cardiff cubrí el recorrido con un infame e irrisorio bimotor de hélice más estrecho que un autobús interurbano, propiedad de la ignominiosa Aer Arann. Parece ser que, mientras yo, feliz, leía un libro de Noam Chomsky y tomaba una Coca-Cola de 25cl por la que me había soplado una libra en mi asiento, mi equipaje se quedaba en Dublín.
Así que ahí estaba yo, hablando con una mujer danesa a cargo de la oficina de reclamaciones, contándole mi vida y obra, y la terrible desgracia a la que me habían condenado los de Aer Arann. Llamo a mi madre y le cuento el panorama, y luego hago lo mismo con Luismi. “Si es que, ¿para qué vienes, friki? Siempre te tiene que pasar algo.” Dejo a la amable danesa en paz después de que me entregase una colección de impresos de reclamación y prometerme que harían lo que estuviera en su mano. Sólo con mi equipaje de mano y con mi ropa sudada me dirijo hacia la estación de autobuses, donde uno me llevará hasta la Cardiff Central Station, lugar de reunión con mis antiguos camaradas. Hora local: 22.00 horas aproximadamente.
Un policía me dijo que mi autobús tardaría en llegar aproximadamente 40 minutos. Consideré en ese momento más adecuado para mi salud y mi nervios dejarme más de 20 libras en un taxi hasta la CCS. Minutos después de agradable conversación con el taxista (escocés, por cierto, pero se le entendía bien), llegué a la estación, y poco después, se produjo el feliz reencuentro con Luismi, Ales y Tudelau, que había llegado horas antes que yo.
Con lo puesto, cenamos en un Subway y luego nos fuimos a un bar, el Billabong, un sitio agradable donde tomarte una pinta de cerveza rubia o lager. Tras unos minutos de charla en los que les puse al día con lo ocurrido durante su mes de ausencia, la pifia con mis maletas y otros asuntos, apareció Steffi, una chica alemana que ha hecho buenas migas con Ales y Luismi. Es agradable y simpática. Tiene cara típicamente sajona, lleva gafas y calza unas rastas en la cabeza que Tudelau juzgó como bien elaboradas y cuidadas. Terminó cayéndome bien.
Nos despedimos de Steffi, y nos vamos a casa de los mangurrianes, el número 29 de Boverton St. Conocemos a Pierre y a Julienn, los dos compañeros franceses con los que viven, gilipollas y majete respectivamente. Taela, la otra compañera, está enferma y durmiendo, cosa que nosotros haríamos en breve.
Día 2 (mañana) – Una universidad bien UWICada
El ladillo es un chiste tan estúpido que ni siquiera me ha hecho gracia a mí cuando lo he escrito, pero ahí queda. Tras levantarnos bien tarde y yo vestirme con una amalgama de la ropa de Luismi y lo que quedaba sin sudar de la mía (los vaqueros, básicamente), acompañamos a la universidad a los señores Erasmus y, mientras ellos dan dos horas de clase, Tudelau y yo charlamos en la pequeña cafetería de la universidad.
Ales ya describió la universidad en este blog en uno de los primeros artículos, así que yo simplemente diré que es la leche. A mí, por lo menos, me pareció fantástica, Tudelau estaba un poco más desencantada.
Cuando volvimos a casa por fin conocimos a Taela, la dueña de la habitación más grande de la casa y una chica que trata de poner un poco de orden británico (es de Bristol) en la jungla de roña que han creado los otros cuatro chavales mediterráneos.
¿Planes para la tarde? Luismi y Ales nos comunican que nos han metido a destrangis en un acto para Erasmus. Pero esto lo relataré en otro post, amigos.
Salud.
miércoles, 10 de octubre de 2007
¡Vámonos!
Ya falta poco, chavales...
sábado, 6 de octubre de 2007
“Aplástate aquí que estoy, ahora mismo, agustísimo”
Bien, como he mencionado más arriba, parafraseando al Fary, estamos agustísimo en la capital de Gales (por cierto, tenéis que ver el vídeo del que hemos sacado esta frase, es ultrachanante: http://youtube.com/watch?v=WosrUnjb2UQ) Tenemos una casa enorme (ya la veréis), en la que vivimos con dos franceses y una chica británica, todos majísimos. Estamos haciendo un montón de amigos de todas las nacionalidades (hará unas dos semanas hicimos una fiesta en casa y se juntaron unas 50 personas) y nos lo pasamos genial. Además, las clases en las que nos hemos matriculado son interesantísimas, nos motivan bastante y creo que vamos a sacar la mayoría de ellas con nota (aparte de que aprobar en una universidad británica no parece nada difícil).
Pero bueno, vamos a lo interesante, a aquello que os motivará a la mayoría de los que os habéis comprometido a reservar el billete de avión definitivamente y visitarnos: la fiesta. La fiesta de Cardiff es un tanto distinta a la española. Para empezar, aquí se sale absolutamente todos los días de la semana. Hay unos 40.000 estudiantes en la ciudad y, como hay pocas horas de clase y tampoco hay que estudiar mucho, los galeses salen casi todos los días. No sé cómo se lo pueden permitir, porque la verdad es que no es nada barato. Aunque el alcohol no es comparativamente tan caro como otras cosas, una copa doble (que se correspondería a una normal en España) te cuesta cinco euros en los sitios más baratos (salvo que vayas a una fiesta de estudiantes en las que hacen ofertas). Eso sí, el vodka no es vodka, es vodkater, no hay ron negro, sólo blanco, y los sitios cierran como mucho a las cuatro (también es verdad que se sale antes).
Aún así, ya sea en casa o fuera, nos pegamos unas fiestas bastante majas con bastante frecuencia. Las timbas de póker en nuestra casa se están haciendo famosas en todo Cardiff y nuestra capacidad para animar el cotarro provoca que todos requieran la presencia de los Spanish cada vez que quedamos los Erasmus de nuestra universidad. Algunos se han quedado asombrados de nuestras proezas, tales como “mañana tengo siete horas de clase pero aguanto de fiesta hasta las mil y con un pedo serio” o “si apuesto que corro completamente desnudo por la calle y pierdo, lo hago” (se ve mal y apenas se distingue la figura de Luismi, pero conseguí grabarlo para que quede constancia de ello).
Contaros más cosas ya sería excederme demasiado en la extensión y, probablemente, aburriros. Así que os dejo hasta la próxima entrada. He puesto algunas fotos de Cardiff para que veais lo bonito que es y os animéis todavía más a venir. Ayer fuimos a ver la Bahía y es una pasada. Espero que os vaya muy bien a todos en el siempre difícil regreso a las aulas de la UFV. Y a las de Roma, ojalá os lo estéis pasando tan bien como nosotros. Ya nos contaréis.
Besos y abrazos,
Ales